Lecturas
Argentina
Omar Méndez (The Daily)
Feb25,2025

La transacción ya se dio por concluida este lunes 24. "Nada para discutir", aseguran en los dos bunkers. Han sido US$ 1.245 millones los que ha volcado Telecom Argentina (la telco multiplataforma controlada por el Grupo Clarín) en Telefónica Argentina (la filial local de la europea Telefónica). Excelente ha sido el colofón de la negociación para la compañía con base en Buenos Aires. Excelente también ha sido la valoración puesta en Madrid a la operación. Feliz se va el conglomerado español de un lugar que deseaba abandonar hace años. Se entiende: ya no era lo que había sido. La oscura privatización de las telecomunicaciones argentinas durante la administración del peronista Carlos Menem en los años noventa le había dejado una pequeña (pero nada despreciable) mina de oro que le permitió arrancar un largo y fructífero crecimiento internacional, inicialmente en las Américas. Por ese primer impulso, Telefónica llegó a contar con una operación multinacional de enormes proporciones con el correr de los años.
Vale un punto y aparte para recordar aquello: el primer país en darle la oportunidad de engordar hacia los cuatro puntos cardinales fue Argentina, aunque el grupo pretenda minimizarla. Y hasta despreciarla. Pero esa es otra historia que llevaría horas contar y mucha tinta escribir. Ahora el foco debe ponerse en lo urgente.
Según aseguran fuentes involucradas con la gestión de venta, el monto logrado superó las expectativas de Telefónica. Las bolas de cristal de algunos analistas proyectaban unos US$ 1.000 millones "en el mejor de los escenarios".
"Telefónica Hispanoamérica ha llegado a un acuerdo con Telecom Argentina para vender la totalidad de sus acciones en el capital social de Telefónica Argentina. La transacción valorada en 1.245 millones de dólares se inscribe en la estrategia del Grupo de reducir la exposición a la región y continuar operando de forma sostenible para construir valor para sus accionistas", apunta la nota oficial de la compañía española.
"Se adquirió la filial argentina en un intenso y riguroso proceso competitivo...De esta forma Telecom continuará desarrollando la infraestructura digital del país e incrementará la cobertura de la banda ancha fija y móvil, y se acelerará el despliegue de fibra óptica y el 5G. Así Argentina contará con una infraestructura digital de nivel y calidad internacionales, potenciando el desarrollo de importantes sectores de la economía", fue el complemento llegado desde la central del comprador.
La conformidad explícita hacia dentro de las partes, sin embargo, distó del clima de enojo y críticas que imperó en las afueras.
Más allá de Telefónica, que ya nada hará en el mercado argentino, hay una vida que continúa tras la operación. Y esa vida incluye una muy probable violación reglamentaria, conocida técnicamente como 'posición dominante'. Una posición dominante que las reglas argentinas tienen prohibida, siempre y cuando no exista una administración peronista. Peronismo es sinónimo de corrupción y negociados espurios y seguramente en una situación como la actual andaría reclamando su parte, con algún argumento extorsivo. No es este el caso. El país está en manos del iracundo presidente Javier Milei. Y de su motosierra. Un outsider de la política que camina por los extremos, con grandes aciertos legislativos, económicos y en seguridad, y algunos escándalos que lo han dejado mal parado como el reciente 'CriptoGate'.
Fue precisamente el Gobierno nacional el primero en gritar contra la adquisición y advertir que de no frenarse, aproximadamente el 70% de los servicios de telecomunicaciones quedará en manos de un solo grupo económico.
"Esto generaría un monopolio formado gracias a décadas de beneficios estatales que recibió la empresa compradora", apuntó un comunicado de presidencia, agregando que de ser así, el Estado "tomará las medidas pertinentes para evitarlo".
Tomando en cuenta la posición radical adoptada por la administración nacional y la nada pacífica convivencia de Milei con multimedios como Clarín, las chances de aborto son importantes. El Enacom, Ente Nacional de Comunicaciones, ya adelantó que revisará en detalle la transacción y sus efectos colaterales. También la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia ha iniciado su investigación. A ello se le debe sumar probables presentaciones judiciales de los grupos que quedaron fuera de juego,entre ellos el del empresario mexicano, Carlos Slim (dueño de Claro, uno de los operadores líderes en telefonía y con intereses en televisión y acceso a internet en el país), la operadora gala de telecomunicaciones Illiad, propiedad de Xavier Niel y de la internacional Liberty Global. De los nacionales que estaban en carrera, hay dos pesos pesado: el Grupo Olmos y el Grupo Werthein. Este último tiene una vinculación especial con el Gobierno: Gerardo Werthein es, al mismo tiempo, uno de los dueños del poderoso conglomerado y el canciller de Milei, cargo estratégico de enorme relevancia. Y conoce como pocos a Telecom: fue su vicepresidente hasta que la familia vendió la compañía al Grupo Clarín en 2017.
¿Qué puede pasar cuando el radar de las regulaciones capte la transacción? Concretamente, el escenario es hostil para una operación que sus partes ya han dado por consumada. Muy rápido y sin ver más allá de sus narices. Existe un gobierno que no tiene una buena relación con el comprador. Por ello, exigirá a sus herramientas regulatorias ampliar el ojo a la hora de revisar la operación. En lo operativo, la unión de Personal, el negoció de móviles de Telecom Argentina, y Movistar, el de Telefónica, desnivelan la competencia telefónica celular. En fibra óptica, la suma de la red de Personal y la de Movistar desnivela la competencia en acceso a Internet. No se ven conflicto de intereses en el terreno de la televisión. Flow, la mayor operadora de TV paga y acceso a internet de Argentina, es parte de Telecom. El grupo además tiene varias propiedades en la industria, entre ellas canales como el trece, el segundo broadcaster más importante a nivel nacional, y la señal de noticias líder en el país, TN. Telefónica solo opera el servicio de streaming, Movistar TV.
Este jueves 27, Telefónica desvelará los resultados del cuarto trimestre. Su actual jefe, Marc Mutra, ¿considerará la operación finiquitada y la exhibirá en las cuentas públicas? No debería, obviamente: por sus accionistas y porque eso podría caer muy mal al ánimo del iracundo presidente argentino.