Evento
México
Omar Méndez
Jun2,2014

Canitec 2014 de Acapulco no quedará en la historia como una cita de la industria del cable que merezca recordatorios. Fue un fracaso, desde el inicio hasta el cierre. Los proveedores del mercado, auspiciantes esenciales de toda expo, guardaron silencio y empaquetaron sus pertrechos el último día, inocultablemente decepcionados.
Evidentemente, se han entrecruzado factores para esa deserción masiva de operadores a la feria del cable mexicano. Cualquiera haya sido la causa, o las motivaciones, no justifica la irreverencia para las compañías que invierten recursos y se acercan de buena fe a sus anfitriones. En todo evento de estas características, la presencia del invitante es natural; no así la de los invitados. Aquí hubo una hipérbaton: faltó el que debió estar; asistió, cumplidamente, quien no tenía el compromiso. Hay algo más que lo agrava: el dinero de la fiesta lo pusieron los invitados.
¿Qué pasó? ¿Disputas políticas en la Cámara Nacional de la Industria de la Televisión por Cable de México? ¿Hay problemas en el corazón del colectivo de cableoperadores? ¿Los grandes enfrentados? ¿Incertidumbres por las nuevas reglas impuestas por el Gobierno? ¿Acapulco, una plaza inconveniente? ¿Un presidente de cámara que no conduce en los últimos dos años? Sea cual haya sido la razón, o las razones del faltazo -salvo contadas excepciones-, la Canitec deberá dar respuestas contundentes a los proveedores si pretenden renovar la convocatoria en 2015.
Nadie, desde la cámara, salió a excusarse por la notoria falta de empresarios del sector. Entre las excepciones, solo visibles durante la primera media jornada -una recortada jornada de tres horas- estuvieron Enrique Yamuni, director general de Megacable; Luis y José Vielma de Hevi; Ricardo Ortiz, de Maxcom; Miguel Angel Romero y Jenaro Martínez, de Axtel; y de Víctor Estrada, de Total Play. Junto a ellos se vio a una decena de representantes de cableoperadoras medianas y pequeñas, también durante la jornada inicial.
Más que una casualidad desafortunada, pareció una incomparecencia preacordada. Y por parecerse, mereció, al menos, una explicación seria de la organizadora. No la hubo, ni siquiera en el mini-cierre del evento, conducido por el propio presidente de Canitec, Alejandro Puente Córdoba, en el que, inapropiadamente, se premiaba a los stands más logrados de la feria. No había, por supuesto, un clima de jolgorio en las compañías que invirtieron sumas importantes para mostrarse en una cita a la que había faltado el propio anfitrión. En lugar de montar una premiación, coincidieron los ejecutivos de las grandes programadores de canales presentes, Canitec debió pedir disculpas en esa despedida, hecha en un clima de inoportuna jarana.