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A. Latina
The Daily
Sep21,2021
Las telecomunicaciones argentinas han vuelto a los tiempos de zozobra con la administración gubernamental asumida en diciembre de 2019. Las condiciones económicas del país y reglas de juego inestables y cambiantes tienen en ascuas al sector que en la actualidad contiene todos los negocios de televisión paga del país. Ese clima se hizo sentir este martes en el inicio de las Jornadas Internacionales, el evento referencial del país y uno de los más importantes en la escena latinoamericana, nuevamente con actividad ciento por ciento virtual.
La apertura de la 31ª edición de las Jornadas Internacionales contó con la participación del presidente del Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom), Claudio Ambrosini; el gobernador de la ciudad autónoma de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta; directivos principales de las dos cámaras organizadoras (ATVC y Cappsa), además de otras autoridades nacionales, provinciales, municipales, y sindicales.
Las exposiciones más críticas, como era de esperar, tuvieron como protagonistas a los dos presidentes de las entidades a cargo de la organización de las Jornadas Internacionales: Walter Burzaco, de ATVC, y Sergio Veiga, de Cappsa.
“Por alguna inexplicable razón, al menos para nosotros, en medio del diálogo y el trabajo conjunto, el Gobierno dictó el DNU 690 calificando a nuestros servicios como públicos y dispuso también un congelamiento unilateral de nuestros precios. Congelamiento ajeno a la realidad de nuestros costos, inadecuado por la necesidad de continuas inversiones para expandir y mantener las redes ante el aumento de la demanda, y a contramano de la situación económica en general. El INDEC le da cifras concretas a lo que hemos enunciado. En su comparación interanual al mes de agosto: la inflación alcanzó el 51,4%, pero el rubro comunicación apenas llegó a la mitad: 26,4%. Por otro lado, la problemática descrita se ve reflejada en que las inversiones se redujeron un 50% en moneda constante, entre el año 2018 y el año 2020. El DNU también dispuso un cambio de reglas inédito: calificar de servicio público a un sector que nació y se desarrolló en competencia. Junto a la decisión hubo definiciones y descripciones injustas sobre el desempeño de una industria que tiene más de 1.200 operadores independientes. El directivó explicó que la intención declamada por el DNU, de zanjar la brecha digital o hacer universal el acceso, no se alcanza por medio de dos palabras: “servicio público”. “Y resultan extrañas en un país donde el agua, las cloacas y el gas, siendo servicios públicos, denotan carencias y una falta de cobertura notoria y verificable. Pero, cuando hablamos de los servicios TIC, según los propios datos del INDEC, el 90% de los hogares del país cuentan con al menos una conexión a Internet, sea fija o móvil. En esta calificación, junto al congelamiento de precios impuesto, radica la génesis de nuevas desigualdades que aventajan a los sectores más pudientes por encima de los necesitados. Al congelar todos los servicios, se impide que se compita en los de gama media y alta, es decir, en servicios para los sectores con mayor capacidad adquisitiva. La discusión sobre el DNU excede el marco de las consideraciones legales. Su impacto es fáctico y sus resultados lo tornan regresivo para el desarrollo de un país que precisa la inclusión digital y el ingreso a la sociedad del conocimiento, si en verdad queremos ser parte del concierto de países desarrollados. El DNU no solo afecta a un sector, también niega oportunidades a la totalidad del cuerpo social. Es aún más complejo interpretar la regulación y el yugo sobre un sector que invierte en dólares y cobra en pesos, que genera empleos calificados en todo el territorio, que es uno de los principales contribuyentes y que reinvierte en infraestructura de redes para beneficio del país, frente a la libertad otorgada a quienes prácticamente no generan empleos, casi no tributan en el país, cobran en dólares y no aportan inversiones. Una extraña suma cero que pasa desapercibida. Me refiero a las plataformas de contenidos y a las redes sociales. Usan las redes de nuestras empresas gratuitamente, tensionan la capacidad de estas, provocan ingentes aumentos en la demanda del ancho de banda y nos obligan a invertir constantemente para que los abonados reciban calidad. En tanto que el congelamiento, la crítica, las diatribas y la eventual queja de un usuario caen en los que tenemos congelados los precios y los costos en aumento. Es imperativo salir de esta situación por medio del acuerdo, es responsabilidad del Gobierno y del sector dejar la confrontación para potenciar el desarrollo del país, creando nuevas oportunidades y construyendo un futuro mejor”, sostuvo Burzaco.

Según remarcó Veiga, “debemos evitar regulaciones como el DNU 690 que afecta a un sector en competencia y fundamental para el desarrollo del país. Un sector que afronta desafíos por las nuevas condiciones internacionales y que debe realizar inmensas inversiones para estar a la altura”.
“El Estado debe fomentar la inversión y mejorar las oportunidades de los usuarios”, avisó en su exposición, Rodríguez Larreta, aludiendo a la intervención de facto del gobierno nacional en las tarifas del sector.
“Es un orgullo contar con la participación en el evento de referentes y especialistas de, posiblemente, el desafío más grande que tenemos en el Cono Sur: llevar conectividad de calidad a más personas y potenciar el crecimiento de todo el sector de las telecomunicaciones. Hoy, en Argentina, la cobertura total de los servicios es cercana al 95%. Las telecomunicaciones son una industria fundamental para el desarrollo de nuestro país. La pandemia demostró la importancia de la conectividad y de contar con telecomunicaciones y contenido de calidad, sobre todo para la información, en la transmisión de certidumbre en un contexto tan duro. Aún en la distancia, las telecomunicaciones crearon puentes, achicaron barreras, nos conectaron y acompañaron a todos. Festejamos cumpleaños por Zoom, hablamos por Whatsapp con amigos, tuvimos reuniones de trabajo. Las telecomunicaciones mantuvieron firmes los lazos de afecto y generaron trabajo genuino, formal y de calidad. Todo esto fue posible gracias al compromiso de la industria: muchos invirtieron capital, hicieron obras de infraestructura, rediseñaron los espacios de trabajo, mejoraron y ampliaron sus servicios. Hoy, en la Argentina, ya son más de 80 mil las personas cuyos ingresos dependen directamente de las telecomunicaciones, y 320 mil dependen indirectamente del sector. El potencial de generación de trabajo es enorme y está en marcha, y sabemos que puede crecer mucho más si mejoramos las condiciones para hacerlo. Al talento con el que contamos, debemos sumarle un Estado que entienda el mundo del S XXI, que trabaje con el sector privado para invertir de manera inteligente, que no cambie arbitrariamente las reglas del juego y garantice la estabilidad a largo plazo, que no ponga parches ni límites irracionales en los precios sino que tome medidas que fomenten la inversión y mejoren las oportunidades de los usuarios, que entienda el valor que tiene la conectividad para la información, el entretenimiento y para la libertad. Solo si logramos articular el talento de nuestra gente, el empuje del sector privado y la colaboración del Estado, vamos a lograr transformar a la Argentina en una potencia regional y mundial en telecomunicaciones”, aseguró el gobernador.
En su exposición, el titular del Enacom, expuso los objetivos de las medidas gubernamentales: “El Estado nunca perdió la capacidad de dialogar con todos los actores a pesar de las diferencias de los últimos tiempos. Hemos trabajado mucho en conjunto, y sabemos que ese es el camino para encontrar soluciones de consenso. Durante la pandemia nos abocamos a garantizar la conectividad para todos los argentinos. Para ello creamos una gran cantidad de Programas destinados a los sectores vulnerables. También generamos un esquema de créditos a tasas subsidiadas para las empresas. Ahora que se vislumbra el fin de la pandemia, debemos sentarnos para analizar las complicaciones que se han generado y encontrar una solución a las diferencias. Porque la única salida es entre todos. Siempre que nos pidan una reunión vamos a estar, y aprovecho esta tribuna para instar a una mesa de diálogo, para plantear los problemas, del Estado, de los privados, mediante la cual lleguemos a una instancia de éxito. Es responsabilidad del Estado construir un futuro mejor”.